Un embarazo es un proceso fascinante, surge una nueva vida en el organismo. Todas las mujeres notan el cambio hormonal: a veces se manifiesta con nauseas, a veces con ataques de hambre voraz y casi siempre con tensión en los pechos.
El embarazo también afecta al sistema venoso. Durante los nueve meses del embarazo las mujeres ganan una media de diez a doce quilos de peso. Esto aumenta sensiblemente la presión sobre las venas de las piernas. Para que el feto tenga un suministro idóneo, la naturaleza lo ha organizado de manera que durante el embarazo fluya por su cuerpo hasta un 20% más de sangre, pero eso también significa más trabajo para las venas.
El útero en crecimiento y el aumento de peo del bebé presionan además sobre las venas pélvicas y son un obstáculo para el flujo de sangre hacia el corazón. Cuando mayor sea la barriga, más pesada y menos ágil se sentirá, es decir, la bomba de las articulaciones y los músculos se activará menos. Al mismo tiempo la pared de la vena se vuelve más permeable permitiendo así la salida de líquido al espacio intersticial y generando un edema ( piernas inchadas y dolor ).
Incluso en mujeres que hasta el momento no habían mostrado ningún signo de debilidad venosa, este sobre-esfuerzo puede tener consecuencias. Durante el primer embarazo, en cada dos mujeres aparecen las llamadas "varices del embarazo"; con cada nuevo embarazo el riesgo de enfermedad venosa sigue creciendo.
A diferencia de la opinión generalizada, las varices que aparecen por primera vez durante el embarazo no desaparecen necesariamente después del parto, si bien es cierto que por regla general desaparecen cuando se normaliza el peso, la presión y el equilibrio hormonal. Debido al gran esfuerzo al que son sometidas las venas y válvulas venosas durante el embarazo pueden sufrir daños irreversibles causando en la mujer una
enfermedad venosa crónica.
TRATAMIENTOS
- Drenaje linfático que puede realizar un kinesiólogo especializado. Ayudará a disminuir el dolor y a reducir el edema
- Utilizar medias de compresión. Estas ayudan al transporte de retorno de la sangre al corazón por las venas y descansan las piernas gracias a la presión controlada ejercida desde fuera. Son importantes para toda persona que tiene o ha tenido varices pero a la vez son ideales para prevenir enfermedades venosas, varices y trombosis; una profilaxis sin efectos secundarios.
CONSEJOS
- Descansar las piernas elevadas.
- Disminuir los periodos prolongados en posición de pie
- Hidroterapia con agua fría para incrementar la circulación.
- Evitar estar cerca de fuentes de calor
- Hacer ejercicio ( consultar a su médico)
- Utilizar medias de compresión ( consultar a su médico)
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